PRIMER DOMINGO DE CUARESMA
EVANGELIO: Mateo 4,4-11
Un Espacio para ti que disciernes tu vocación, y te planteas la vida consagrada o sacerdotal.
REFLEXION.
Las
tentaciones que Jesús sufre son mesiánicas. Afectan a su vocación (la escucha
de la palabra) y a su misión (la forma de dar cumplimiento a esa palabra)
Toda
vocación pasa por momentos de crisis y de tentaciones. Las tentaciones no
son enfermedad espiritual, sino un
peldaño de ascenso en la vida vocacional, en camino a la santidad. En el
caminar de tu búsqueda podrías encontrar las mismas tentaciones que tuvo Jesús
antes de iniciar la misión que el Padre le encomendaba y en respuesta a su vocación.
La
primera tentación mueve a despreciar la Palabra y a conformarse con el Pan.
Dios no nos tiene nada que decir. Lo importante es satisfacer nuestras
necesidades, gustos, apetencias. Estos
son los que mueven las grandes y pequeñas decisiones. Esta te aleja de optar
por una vida de obediencia a la voluntad del Padre (voto de obediencia)
La segunda tentación aspira al espectáculo, a una vida cristiana de ensueño, a la evitación de todo sufrimiento y
obstáculo, al éxito fácil, a seguir al Maestro sin cargar la cruz. No existe
ninguna vocación sin cruz. Esta te aleja de optar por una vida totalmente para
Dios (voto de castidad)
La tercera tentación presenta la
seducción de las riquezas, del prestigio, de la fama, del poder, del esplendor, de la popularidad, del lujo... como
los objetivos primeros de la vida. * Todo eso es humo que se lleva el viento.
Sólo Dios basta. Desde Él hemos de vivir la vida. Esta te aleja de optar por una vida pobre, en
dependencia de sólo Dios. (voto de pobreza )
Vemos que Jesús no razona con tentador. Lo
rechaza. Sabe que es muy astuto y como padre de la mentira sabe engañar. Ante
el tentador sólo cabe el rechazo inmediato y la obediencia a la Palabra,
confianza en que sólo el basta y abandono en su plan.