lunes, 23 de febrero de 2015

Historia de mi Vocacion

Hna. Ma. Soledad Lucía del Corazón Inmaculado
María Soledad Orozco Juárez


 1.         Nací en México, D.F. el 5 de noviembre de 1934, en la Colonia Anáhuac, antes “Santa Julia”, muy cerca de Lago Texcoco donde vivieron nuestras Madres Fundadoras. Doy gracias a nuestro Padre Dios y a Ellas porque considero que mi vocación es fruto de sus oraciones y vida ejemplar.
Mis padres fueron el Sr. Vicente Orozco Amescua, originario de México, D.F. y la Sra. Raquel Juárez González, nacida en Acolman, Estado de México; que en Dios gocen. A la mayor brevedad posible, me bautizaron.
Como a los seis o siete años de edad, me llevaron a vivir a Acolman, lugar de origen de mi mamá. Allí crecí y viví hasta que ingresé a la congregación.

2.         REALIDAD FAMILIAR: Dios, nuestro Señor, me concedió la gracia de nacer en una familia cristiana donde aprendí el amor a ÉL y al prójimo en la práctica, particularmente de mi abuelita materna, Inés, pues era sumamente caritativa.
Como no había sacerdote en el pueblo, mi abuelita cuidaba de mantener algunas buenas costumbres de devoción, como ofrecimiento de flores -que de niña disfruté mucho-, los meses de mayo y junio en honor de nuestra Madre Santísima y al Sagrado Corazón de Jesús. También cuidaba de la limpieza de los altares y floreros; en esta tarea se hacía ayudar de mí.
Esta abuelita mía fue una mujer muy orante; con frecuencia y en silencio, gustaba de estar ante el Santísimo Sacramento.
La formación cultural familiar en general fue elemental; mi abuelita no sabía leer, pero todos los demás sí. Nuestra situación económica estuvo marcada por la pobreza, aunque no miseria, pues siempre hubo para compartir con las personas necesitadas que acudían a solicitar ayuda.

3.         En 1950, cuando yo tenía 16 años de edad, se erigió la parroquia de San Agustín Acolman. El P. Antonio Arreola fue nombrado párroco. Este sacerdote tiene dos hermanas en nuestra congregación: Áurea de Santa Teresita, Arreola Arellano y Carmen Adriana de la Virgen del Carmen, Arreola Arellano.
El P. Antonio venía de la colonia Industrial, México, D.F., donde fue vicario, encargado de la Acción Católica. Como era muy activo, inmediatamente nos puso a trabajar. Fundó la Acción Católica de adultos y jóvenes. Invitó a las señoritas de la A. C. J. M. de dicha colonia para que nos dieran clases de costura, bordado, cocina y formación familiar. Él nos daba clases de moral.
A algunas jóvenes nos puso a dar catecismo y a juntar niños todos los días para llevarlos a misa temprano. Así que nos hicimos de comunión diaria. Además nos ensayó y presentamos algunas obras de teatro como “CRISTO VENCE” y otras.

4.         Por este tiempo tuve la dicha de conocer a nuestra congregación, por medio del papá de nuestro párroco, Don Juan Arriola; quien me invitó a la Toma de Hábito de su hija, Carmen Adriana, sobrina de la M. Bernardita de la Inmaculada, Arellano Soto. La ceremonia de la Toma de Hábito me emocionó tanto que me la pasé llorando.
El señor Juanito, ya mencionado arriba, que posiblemente me estuvo observando, pues ya me había dicho una vez que yo iba a ser monjita, al salir de la ceremonia, se me acercó  y me preguntó: “¿Te quieres quedar?”. Le dije que no pues, aún no tenía claro si Dios me llamaba a la vida consagrada. Pero en adelante ya no se me olvidó la experiencia vivida.

5.         Recuerdo que en mi adolescencia, al ver una película de la Pasión del Señor Jesús, quedé impactada de su fuerte personalidad y misión. Pero ahí quedó todo, porque aún no conocía la vida religiosa. No había promoción espiritual en mi pueblo. Este acercamiento a la congregación fue el otro medio que me ayudó a descubrir mi vocación.

 Ahora entiendo que nuestra Madre Santísima me llamaba al Carmelo, pues cuando conocí su bendito Hábito, me gustó tanto que lo vestí seis meses, sin antes haberla conocido bajo esta advocación.

6.         El señor Juanito y otras personas me acompañaron a mi primera entrevista con la M. Piedad, en el Sanatorio “Piazza”. Después de un año de discernimiento, ingresé a la congregación, los primeros días de mayo de 1953. Me recibió la M. Piedad de Cristo Rey, Pérez Cardiel, entonces Superiora General (q. e. p. d.).
Hice mi postulantado en Acuitzio del Canje, Michoacán, siendo superiora local la M. Albertina del Sagrado corazón, Rangel Franco, quién se encargó de probar mi vocación.
La devoción a nuestra Madre Santísima, la espiritualidad de Santa Teresita del Niño Jesús y la devoción a nuestro Padre Señor San José fueron mi apoyo y mi fortaleza durante este tiempo, en las pruebas del postulantado.
Este tiempo de formación inicial duró un año siete meses, porque nunca supe que debía solicitar por escrito mi admisión al noviciado. Hasta que la M. Trinidad de San José, Sánchez Rivas, Consejera General – que en paz descanse - pidió a la M. Albertina que me llevara al noviciado, pues otro grupo ya iba a entrar a Ejercicios Espirituales, para un nuevo ingreso.

7.         En Diciembre de 1954, AÑO MARIANO, pasé el noviciado. La M. Bernardita fue mi maestra de novicias y submaestras, las Madres Teresa Margarita del Niño Jesús Sánchez Arreola; Luz Teresa de Jesús, Arellano Martínez y Oralia Aragón A.
Hice mi primera profesión el 8 de diciembre de 1956. En ese tiempo había un promedio de 125 Novicias. Mis compañeras de profesión son: Ma. Auxilio del Monte Carmelo, Palomino Galán, (que de Dios goce); Lourdes Graciela de María, Sánchez Ávila y Aurora Elena de la Cruz. García Anaya.
Anexo una copia de la carta que envié a mi párroco (mencionado al principio) para invitarlo a mi profesión religiosa; en ella se puede apreciar ya mi deseo de configuración con Cristo.

Transcripción de esta carta:

 “J. M. J. T. Sto. Noviciado, Noviembre 20 de 1956.
Pbro. Antonio Arriola:
Que la Reina Inmaculada lo proteja siempre.
Amado padre en el Corazón de Cristo: tengo el gusto de dirigirme a Ud. con el fin de saludarlo, deseándole paz y felicidad en Cristo.
Tal vez le extrañe que le escriba pues durante mi Noviciado nunca lo hice, pero el cariño y gratitud para quien hizo tanto bien a mi alma (en Jesucristo Ntro. Sr.) aumenta cada día, por lo que he sentido el deseo de ser generosa sacrificando el deseo de escribirle para que el Sr. lo colme de bendiciones y de gracias para que su apostolado sea más fecundo.
El tiempo ha pasado, por lo que hoy tengo sumo placer en hacer a Ud. partícipe de mi incomparable dicha, al comunicarle que por la misericordia de Dios y la caridad de las Madres, he sido admitida a la profesión Religiosa. Ya que un Padre siempre llora, sufre, ríe y goza con su hijo, estoy segura que compartirá mi felicidad, porque aunque inmerecidamente, lo se: soy uno de los frutos de sus sufrimientos y ¿por qué no decirlo? de las lágrimas de su corazón celoso de la gloria de Dios. Hoy más que nunca comprendo el Espíritu que lo anima, y su gran deseo de salvar las almas, aunque para ello tenga que morir a sí mismo pues no olvida que -si el grano de trigo cayendo en la tierra no muere-, quedará él solo; pero si muere dará mucho fruto. No hay duda que para hacer bien a las almas hay que sufrir por ellas, hay que amarlas como Jesús y como él, clavarse en la cruz por ellas.
Adelante, padre Toño, que le espera una corona en el cielo; se que no es sólo esto lo que lo mueve a obrar el bien, sino la gloria de Dios, pero Ntro. buen Dios no se queda con nada.
En cuanto a mi, deseo con ansias que se llegue el feliz momento en que, aunque indigna, por la profesión Religiosa quedaré convertida no sólo en víctima sino en sacerote y altar, donde me inmolaré yo misma a cada instante para la gloria de Dios y la salvación de las almas. Más para que la víctima sea agradable a Dios debe ser pura. “Escogerán un cordero sin mancha...dijo el Sr. a Moisés”.
He ahí uno de mis principales campos de combate, que consiste en conservarme pura y conservar en mi alma la gracia Santificante a cualquier precio. Mi debilidad es mucha y mis defectos no son menores, más no soy yo sino Dios quien trabaja en mí.
Me encomiendo mucho a sus oraciones para corresponder con fidelidad a la gracia. Dios mediante el 26 de este, entraremos a ejercicios; no se olvide de pedir especialmente en estos días para que conozca con claridad el camino por el cual Dios me quiere llevar.
Y pasando a otra cosa me permito pedir a Ud. una gracia, que se digne aceptar acompañarme como padrino de profesión Religiosa; se que no merezco tal gracia pero confío en la misericordia de Dios y la bondad de Ud. que me lo concederá; me sentiré altamente honrada con su presencia y son tantos los deseos de verlo que sólo de pensar que no venga siento un profundo dolor porque pienso que tal vez no lo vuelva a ver nunca; pero si Dios me pide este sacrificio trataré de aceptarlo con la sonrisa en los labios, animada con el pensamiento de que lo veré en el cielo.
Padre, como Ud. y mi Madre Maestra yo también he sentido el deseo de ser misionera; pero como no se hablar no me es posible trabajar en pleno campo de misión; por eso me quedo en la retaguardia; así que mientras Ud. trabaja, yo estaré como lámpara a los pies de Jesús, pidiendo por la fecundidad de su Apostolado.
Padre Toño, sembremos y dejemos al Sr. que recoja la mies.
Su hija que le pide la bendiga.
            Firma: Hna. Lucía del C. Inmaculado, C. T. D.”

Desafortunadamente mi proceso ha sido lento por mi falta de correspondencia a la gracia, pero el Señor no deja de motivar e impulsar cotidianamente mi proceso llevando el hilo conductor de mi vida a la meta que es Él.

8.         El 8 de diciembre de 1961 hice mis Votos Perpetuos en Perú Illinois U.S.A. en manos de la M. Clotilde quien era mi superiora -que en paz descanse-.
El 18 de diciembre de 1981 celebré mis “Bodas de Plata” en México, D.F., colaborando como profesora en el colegio “Rafael Rossi”.

9.         La iluminación del Espíritu Santo y la formación que me ha dado la congregación, han ido abriendo en mí horizontes nuevos para realizar las responsabilidades que me han sido encomendadas.
El estar con Jesús, en contacto con su Cuerpo y con su Sangre en la Eucaristía, en la oración y en la vida de comunidad, me han ido enseñando a escuchar y reconocer la voz de Dios que me ha ido liberando de mis esclavitudes al degustar la ternura de su amor.
El camino que he recorrido hasta aquí ha transcurrido entre luces y sombras en fe activa y creativa -según mis posibilidades- en actitud orante, para poder ser fiel al amor de Dios, especialmente en los momentos de purificación y pruebas necesarias para madurar y crecer en medio del dolor y gozo Pascual, tratando de descubrir la voluntad de Dios, y en un esfuerzo cotidiano para poner en práctica lo que voy entendiendo es voluntad de Dios; uniendo la fe con la vida.

10.       Mi amor a Dios TRINIDAD ha sido gradual.
La persona de Jesús me llevó al amor filial y confiado con el Padre y el amor de los dos me ha ayudado a descubrir y amar intensamente al Espíritu Santo.

 Actualmente mi relación de amistad con Dios Trinidad en la oración es de amor, confianza y compromiso. Siento que el amor de Dios me desborda y me pregunto: ¿Cómo corresponder al amor de Dios que me ha dado tanto?
Quisiera hacer muchas cosas. Pero, ¡ay! ¡Puedo hacer tan poco! No obstante experimento en mí una enorme necesidad de colaborar para que Dios sea conocido y amado como ÉL merece ser amado. Además, también el clamor del pueblo llega muy fuerte a mi corazón, especialmente el dolor de los que más sufren en todos los aspectos, los pobres.

ORACIÓN:

SEÑOR, Dios mío, al recordar la invitación que me hiciste para vivir más cerca de ti y tomar mayor conciencia de lo que significa esta bella deferencia de tu infinita misericordia, de lo profundo de mi ser brota un gran deseo de amarte más cada día y con humildad decirte sencillamente: ¡GRACIAS!
Con la ayuda de tu gracia renuevo mi promesa de seguirte de cerca para que se realice el proyecto de amor que tienes para mí, colaborando para que tu Reino se haga presente en toda la humanidad.
Señora y Madre mía, en tu advocación del Carmen, gracias por haberme traído a tu casa y por ir labrando en mi la imagen de tu Hijo amado.
Gracias, también a ti, Padre, Señor San José, por tu poderosa protección e intercesión.

Gracias, Madres Fundadoras, por su sí al llamado recibido de Dios para que nuestra amada congregación pudiera ser posible. Imploro su valiosa intercesión para que seamos fieles instrumentos del amor de Dios a nuestros hermanos y hermanas AMEN.

lunes, 16 de febrero de 2015

DIOS LLAMA A ABRAHAM

LO QUE DICE ABRAHAM A MI INQUIETUD VOCACIONAL 

La vocación de Abraham
            La vocación de Abraham es una de las vocaciones más significativas. Abraham, el padre de los creyentes, es un llamado. Un hombre a quien Dios habla y a quien llama por su nombre. Y Abraham responde. Es el “amigo de Dios” (Is 41, 8). La llamada de Dios a Abraham la encontramos en Gn 12, 1. La respuesta de Abraham, en Hb 11, 8. En la vocación de Abraham podemos descubrir los elementos de toda verdadera vocación.
                                            
 La llamada a Abraham
            Dios llama a Abraham. Le invita a salir de su tierra para realizar en él y por medio de él la bendición a todas las naciones de la tierra. Éste es el relato de la vocación de Abraham:
            Yahveh dijo a Abram: «Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra». Marchó, pues, Abram, como se lo había dicho Yahveh, y con él marchó Lot” (Gn 12, 1-4 y ss).
            En los once primeros capítulos del Génesis aparece el proyecto original de Dios, que el hombre trastorna por el pecado. La bendición inicial queda transformada en maldición... Y aquí, en Gn 12, en cambio, surge la solución definitiva que Dios propone, en la persona de Abraham, como alternativa a esa maldición merecida por el hombre.

     La respuesta de Abraham
            La reacción inmediata de Abraham (partió Abram, como le había dicho el Señor) es ya una respuesta de fe que evidencia que el don prometido se está realizando ya. Como dice la Carta a los Hebreos, “Abraham, obediente a la llamada divina, salió hacia una tierra que iba a recibir en posesión, y salió sin saber a dónde iba. Por la fe vivió como extranjero en la tierra que se le había prometido, habitando en tiendas...” (Hb 11, 8-9a). Abraham es el padre de los creyentes porque vive por la fe. Su manera de proceder al ponerse en camino es un fiarse de Dios más allá de las apariencias, empeñándose en ver como una bendición lo que aparece simplemente como una maldición. Abraham ha recibido una llamada de lo alto y se fía totalmente, esperando que se cumpla lo que se le promete.

     El significado de la bendición
            “Yo haré de ti un gran pueblo, te bendeciré y haré famoso tu nombre, que será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan. Por ti serán benditas todas las naciones de la tierra” (Gn 12, 2-3).
            Para entender en qué consiste la bendición que Dios promete a Abraham hay que comprender lo que significa su partida o salida. Abraham es bendecido porque parte, porque se pone en camino. Abraham parte con sus posesiones y con su familia, pero deja su tierra. Su partida reviste un hondo significado: supone para Abraham un total desarraigo, como consecuencia de su asentimiento a la llamada de Dios. De hecho queda a la intemperie. A causa de su partida, Abraham se convierte en Ger (un extranjero): vive en un país que no es el suyo, no tiene derechos, no posee ninguna tierra y lo único que tiene es una promesa de Dios, de quien se fía plenamente. Todo en la historia de Abraham parece llevar el sello de la contradicción y estar envuelto en el misterio.
            ¿Qué hace Abraham al llegar a la tierra prometida?: Abraham levantó allí un altar al Señor, que se le había aparecido. Abraham, fiel siempre al Señor, creyendo en la promesa a pesar de todo, será causa de bendición porque en la maldición no maldijo a Dios, sino que lo bendijo levantando un altar en su honor.
            La Biblia nos muestra el proyecto divino sobre los hombres y mujeres a través de la figura de Abraham como el intento definitivo de Dios de recuperar una realidad humana que parecía irrecuperable. Con la creación Dios había comenzado su proyecto de bien, su bendición para la humanidad. Pero el pecado del hombre trastornó todo. Con la llamada a Abraham y con su respuesta fiel, las cosas volvieron a enderezarse. De nuevo, la bendición de Dios se hacía posible para todos los hombres y mujeres. Es decir que el llamado, lleva consigo abrazar el proyecto de Dios que quiere volver a levantar a la humanidad caída.  Como joven, podría vibrar con este proyecto de Dios, seria parte de mis intereses?


domingo, 15 de febrero de 2015

El llamado

La vocación es un diálogo entre tú y Dios, un diálogo que dibuja en tu interior una inquietud, pero dicha inquietud es consecuencia del Dios que te busca, porque El ha tomado la iniciativa. El profeta Jeremías fue testigo de ello y desde el, podemos comprender lo trascendental de toda vocación. Cuando esta se descubre y se da respuesta, es la realización del mismo plan de Dios quien ya te tenía consagrado o consagrada para siempre. El canto del video expresa un diálogo entre el profeta y Dios, reflejo del encuentro entre tú y Dios, como espacio de oración en la búsqueda de tu lugar en la Iglesia. En espacio de silencio y soledad se te invita a ser parte de este diálogo.

Canto: Gloria (misa 500 años)

  Canto: Gloria (misa 500 años) En las alturas gloria al Señor y en todas las naciones al hombre paz.   Te alabamos te bendecimos,...