Cuando Dios toca tu vida para hacerte la propuesta de seguirle en la vida consagrada, llega así, si avisar. Con la sorpresa de María y desde la hondura de la fe, pues no siempre todo se comprende. A veces parece confusión, pero es esa misma fe en acción que te hace palpar la cercanía de Dios que está ahí en tu vida, invitándote a confiar en El.
La oración de abajo te ayudará a meditar en tu vocación desde este tiempo de adviento.
EN LA ANUNCIACION DEL ANGEL A MARIA (Su vocación)
Sin avisar se ha
presentado el ángel de Dios.
Sin avisar se le ha
pedido una respuesta.
Sin avisar, sin dar
demasiadas explicaciones.
Sin avisar, sin
aclarar mucho las cosas,
sin avisar, sin
tiempo para pensarlo todo muy bien.
¡Hágase! Y algo se hace. Y algo se
comienza.
¡Hágase! … aunque no lo entiendo muy
bien
¡Hágase! … aunque no me lo puedo
explicar.
Hágase, pero espera, Dios, que no
tengo fuerzas, que no estoy preparada.
Hágase, pero ten en cuenta mi
condición…
¡Hágase! Yo no lo dudo. Yo no sé cómo.
¡Yo confío!
¡Hágase! Y se hizo la Palabra carne en el seno de María.