viernes, 9 de octubre de 2015

Quiero construir mi vida desde ti

Quiero, Señor, construir mi vida desde la Vida.
Quier
o levantar mi vuelo desde una libertad responsable. Quiero hacer verdad en mi camino desde la Verdad. Quiero, Señor, vivir el amor y el servicio desde el Amor.  Te necesito, Tú que eres la respuesta a mi búsqueda.

Señor Jesús, yo quiero un sentido para mi vida,
Quiero crecer en búsqueda de razones para mi existencia. Quiero, Señor Jesús, orientar mi vida, darle rumbo. Quiero que el río de mi vida tenga en ti su manantial. Quiero que el sentido de mi vida seas tú. Quiero que tú, Cristo el Señor, seas el final de mi camino.

Jesús: ¡quiero vivir con fuerza y desde dentro!.
Señor Jesús, quiero pedirte fuerza para optar.
Fuerza para optar como persona, como mujer.
Fuerza para optar por  una fe recia en ti;
para optar por la comunidad en que vivo.
Fuerza para optar por un proyecto de vida;
para optar por los necesitados de ayuda.
Fuerza para optar por una vida sin término
y vivir siempre decidida a comenzar de nuevo.
Señor Jesús, abre mis ojos a la luz de tu verdad.
Abre mis ojos al corazón del hombre, de la mujer que transciende; a los valores de tu Reino.
Abre mis ojos a la bondad y la ternura, al perdón, a la justicia, a la fraternidad, a la verdad, a la pureza y a la sencillez.
Señor Jesús, abre mis ojos a los valores que no se acaban.
Señor Jesús, abre mis ojos más allá de tu muerte: a la luz y la libertad de tu Resurrección.

Tú, Señor Jesús, estás aquí, en mi nuevo camino.
Tú, Señor Jesús, estás aquí y me ofreces tu
proyecto de vida.

Yo cuento contigo: eres la respuesta a mi pregunta; eres la razón a mis razones.
Yo cuento contigo: eres el ideal de persona que yo quiero; eres el proyecto que yo asumo.
Yo cuento contigo: eres la Persona y el Programa de mi vida; eres el sentido de mi vida.





martes, 15 de septiembre de 2015

CREDO DE LA VIDA CONSAGRADA

CREDO DE LA VIDA CONSAGRADA 

Creo en la belleza de nuestra Vida Consagrada, porque surge y se renueva continuamente de la Fuente del Espíritu, porque ha surgido del Corazón del Padre que nos ha llamado a seguir a su Hijo Jesucristo, para construir su Reino, para apasionarnos por su misma pasión: “que todos los hombres (y mujeres) se salven, y lleguen al conocimiento de la Verdad”.

Creo en su belleza porque hace que personas como nosotros, vivamos con “Luz en los ojos, Palabra en los labios y Fuego en el corazón”, es decir, porque la gracia de nuestra hermosa vocación nos da una nueva mirada, una nueva palabra, una nueva pasión.

Creo en su belleza porque quién como ella sabe “acompasionarse”, mirar con pasión y compasión la realidad sufriente, que escucha con respeto a cada persona, se interesa sinceramente por el bien de cada una, sabe estar ahí donde pocos llegan, porque cuida de la vida con ternura, con entrega, con perseverancia, aunque esto suponga la entrega de la propia vida, hasta la misma muerte.

Creo en su belleza porque he visto tantos rostros de religiosas y religiosos desgastados por los años, por la enfermedad, pero plenos de luz y de felicidad, rostros convencidos que aquí no lo han visto todo, porque “el ojo no puede ver, el oído no puede escuchar, la mente no puede pensar” lo que nos prepara Su Amor. Rostros crucificados, muy parecidos al de Jesús, porque han corrido con fortaleza “la prueba” con los ojos fijos en Él, “el Autor y consumador” de su Fe. Y dicen que nos vamos pareciendo a lo que contemplamos.

Creo en su belleza, en la belleza de una mujer y de un hombre enamorados de Dios, y por lo mismo, enamorados de la humanidad, de la creación; belleza inigualable, que se gesta en el silencio orante, fiel, perseverante, en esa capacidad de cuidar el amor, el corazón, para que el fuego no se apague y el amor se mantenga vivo y fecundo.


Creo en esa belleza de la Vida Consagrada, que no es de pasarela, sino que va a pie de calle, cotidiana, oculta, pequeña, muchas veces envuelta en modestia, polvo, barro, piel ajada, pies partidos…

Creo en la belleza de la alegría de quien vive libre y dándose, de quien tiene por consigna servir al estilo de Jesús, lavando los pies de cada persona, y que conjuga tan bien el hecho de estar ya sea en una cátedra así como sirviendo la mesa de su comunidad, que puede sumergirse en las grandes teologías y al mismo tiempo entender lo pequeño y cotidiano como lugar teológico.

Creo en la belleza del vivir en comunión, de una Vida Religiosa tan humana que se ejercita continuamente en el perdón, en la tolerancia, en el salir de sí, pues lleva “este Tesoro en vasos de arcilla”. Creo en la belleza de esta familia que tiene la consanguineidad del Espíritu, y que por eso, la casa donde mora es toda de fuego, es de caridad, es de humanidad.

Creo en la belleza de la Vida Consagrada, no en aquella encerrada en sí misma y alejada, sino esa belleza que está atenta al mundo, al cosmos, a cada persona humana, para estar evangélicamente, oportunamente, acompañando sus gozos y sus penas, sus noches y sus días, sus luchas y logros, y hasta cambiando y moviéndose de sus lugares para encarnar el amor solidario.

Creo, en la belleza de hombres y mujeres que están como centinelas, alertando en la noche la desesperanza, y adelantando el amanecer con su confianza inamovible en el amor de Dios, con su optimismo evangélico, con su certeza de que Dios camina a nuestro lado y que sigue asumiendo y tomando por su cuenta la suerte de los pobres y de todos los que en Él han puesto su confianza.


Creo en la belleza de la Vida Religiosa que camina como discípula y misionera, que no da paso sin escucha atenta a la Palabra, que se desinstala de sus seguridades, que está dispuesta a cambiar, en cuanto el Espíritu se lo inspira, sus “cómo” y sus “dónde”, con fidelidad creativa, recreando su misión y su carisma, llevada por el soplo del Espíritu.

Creo en la belleza de la Vida Religiosa capaz de hacer felices a tantas y tantos jóvenes que han encontrado en ella su casa, su espacio ecológico, donde se respira evangelio, mística y profecía, Dios y humanidad.

Creo en su belleza porque se parece a Betania cuando recrea el encuentro, la amistad, las lágrimas de Jesús, la escucha de María, la hospitalidad de Martha, el perfume del amor donado hasta romperse.

Creo, por fin, en la belleza de su inquebrantable esperanza, al seguir de pie en medio de incertidumbres, descalificaciones, debilitamientos, pobrezas, disminución, fragilidad, porque sabe muy bien “en quien tiene puesta su confianza y que Aquél que ha iniciado la obra no la abandonará”.

 Hna. Mercedes Leticia Casas Sánchez, F.Sp.S. Presidenta de la C.L.A.R.
P. Gabriel Naranjo Salazar, C.M. Secretario General de la C.L.A.R

miércoles, 29 de julio de 2015

Tu me llamaste

Cantando las misericordias del Dios, desde su llamado a ser CMST. 
Oré y sentí muy fuerte el llamado de Dios, lo que compartí con mi mamá y ella me ayudó a buscar. Después de un tiempo de búsqueda, el sacerdote de mi parroquia me dio un directorio nacional de todas las congregaciones de Estados Unidos. Y fue a través del directorio, por la gracia de Dios, que encontré a las Carmelitas Misioneras de Santa Teresa. Desde un principio sentí que ese era el lugar a donde Dios me llamada. 


En vísperas de los votos perpetuos de la hna. Herlinda Cardenas Arce 

lunes, 20 de julio de 2015

Entrada al noviciado

DESDE LA ALEGRÍA DE INICIAR EL NOVICIADO, PORQUE EL DIOS PROVIDENTE SIGUE ESTANDO GRANDE CON NOSOTRAS!
GRACIAS A TODOS POR SU ORACIÓN. Y SI TU SIENTES QUE DIOS TE LLAMA, NO DUDES EN DECIRLE QUE SI. VALE LA PENA GASTAR LA VIDA POR EL REINO, PUES SOLO UNA VEZ SE VIVE.

viernes, 3 de julio de 2015

Renovacion de votos 2015

Cada renovación de nuestros votos es un volver a experimentar que Dios esta ahí, siempre fiel, como la zarza ardiendo que no se consume.


martes, 14 de abril de 2015

JORNADA MUNDIAL DE ORACION POR LAS VOCACIONES

52 JORNADA  MUNDIAL DE ORACIONPOR LAS VOCACIONES (26 de Abril del 2015)

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO

''Queridos hermanos y hermanas:

El cuarto Domingo de Pascua nos presenta el icono del Buen Pastor que conoce a sus ovejas, las llama por su nombre, las alimenta y las guía. Hace más de 50 años que en este domingo celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Esta Jornada nos recuerda la importancia de rezar para que, como dijo Jesús a sus discípulos, ''el dueño de la mies… mande obreros a su mies''. Jesús nos dio este mandamiento en el contexto de un envío misionero: además de los doce apóstoles, llamó a otros setenta y dos discípulos y los mandó de dos en dos para la misión. Efectivamente, si la Iglesia ''es misionera por su naturaleza'', la vocación cristiana nace necesariamente dentro de una experiencia de misión. Así, escuchar y seguir la voz de Cristo Buen Pastor, dejándose atraer y conducir por él y consagrando a él la propia vida, significa aceptar que el Espíritu Santo nos introduzca en este dinamismo misionero, suscitando en nosotros el deseo y la determinación gozosa de entregar nuestra vida y gastarla por la causa del Reino de Dios.
Entregar la propia vida en esta actitud misionera sólo será posible si somos capaces de salir de nosotros mismos. Por eso, en esta 52 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, quisiera reflexionar precisamente sobre ese particular ''éxodo'' que es la vocación o, mejor aún, nuestra respuesta a la vocación que Dios nos da. Cuando oímos la palabra ''éxodo'', nos viene a la mente inmediatamente el comienzo de la maravillosa historia de amor de Dios con el pueblo de sus hijos, una historia que pasa por los días dramáticos de la esclavitud en Egipto, la llamada de Moisés, la liberación y el camino hacia la tierra prometida. El libro del Éxodo. el segundo libro de la Biblia, que narra esta historia, representa una parábola de toda la historia de la salvación, y también de la dinámica fundamental de la fe cristiana. De hecho, pasar de la esclavitud del hombre viejo a la vida nueva en Cristo es la obra redentora que se realiza en nosotros mediante la fe. Este paso es un verdadero y real ''éxodo'', es el camino del alma cristiana y de toda la Iglesia, la orientación decisiva de la existencia hacia el Padre.
En la raíz de toda vocación cristiana se encuentra este movimiento fundamental de la experiencia de fe: creer quiere decir renunciar a uno mismo, salir de la COMODIDADhttps://cdncache-a.akamaihd.net/items/it/img/arrow-10x10.png y rigidez del propio yo para centrar nuestra vida en Jesucristo; abandonar, como Abrahán, la propia tierra poniéndose en camino con confianza, sabiendo que Dios indicará el camino hacia la tierra nueva. Esta ''salida'' no hay que entenderla como un desprecio de la propia vida, del propio modo sentir las cosas, de la propia humanidad; todo lo contrario, quien emprende el camino siguiendo a Cristo encuentra vida en abundancia, poniéndose del todo a disposición de Dios y de su reino. Dice Jesús: ''El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna''. La raíz profunda de todo esto es el amor. En efecto, la vocación cristiana es sobre todo una llamada de amor que atrae y que se refiere a algo más allá de uno mismo, descentra a la persona, inicia un ''camino permanente, como un salir del yo cerrado en sí mismo hacia su liberación en la entrega de sí y, precisamente de este modo, hacia el reencuentro consigo mismo, más aún, hacia el descubrimiento de Dios''.
La experiencia del éxodo es paradigma de la vida cristiana, en particular de quien sigue una vocación de especial dedicación al servicio del Evangelio. Consiste en una actitud siempre renovada de conversión y transformación, en un estar siempre en camino, en un pasar de la muerte a la vida, tal como celebramos en la liturgia: es el dinamismo pascual. En efecto, desde la llamada de Abrahán a la de Moisés, desde el peregrinar de Israel por el desierto a la conversión predicada por los profetas, hasta el viaje misionero de Jesús que culmina en su muerte y resurrección, la vocación es siempre una acción de Dios que nos hace salir de nuestra situación inicial, nos libra de toda forma de esclavitud, nos saca de la rutina y la indiferencia y nos proyecta hacia la alegría de la comunión con Dios y con los hermanos. Responder a la llamada de Dios, por tanto, es dejar que él nos haga salir de nuestra falsa estabilidad para ponernos en camino hacia Jesucristo, principio y fin de nuestra vida y de nuestra felicidad.
Esta dinámica del éxodo no se refiere sólo a la llamada personal, sino a la acción misionera y evangelizadora de toda la Iglesia. La Iglesia es verdaderamente fiel a su Maestro en la medida en que es una Iglesia ''en salida'', no preocupada por ella misma, por sus estructuras y sus conquistas, sino más bien capaz de ir, de ponerse en movimiento, de encontrar a los hijos de Dios en su situación real y de compadecer sus heridas. Dios sale de sí mismo en una dinámica trinitaria de amor, escucha la miseria de su pueblo e interviene para librarlo. A esta forma de ser y de actuar está llamada también la Iglesia: la Iglesia que evangeliza sale al encuentro del hombre, anuncia la palabra liberadora del Evangelio, sana con la gracia de Dios las heridas del alma y del cuerpo, socorre a los pobres y necesitados.
Queridos hermanos y hermanas, este éxodo liberador hacia Cristo y hacia los hermanos constituye también el camino para la plena comprensión del hombre y para el crecimiento humano y social en la historia. Escuchar y acoger la llamada del Señor no es una cuestión privada o intimista que pueda confundirse con la emoción del momento; es un compromiso concreto, real y total, que afecta a toda nuestra existencia y la pone al servicio de la construcción del Reino de Dios en la tierra. Por eso, la vocación cristiana, radicada en la contemplación del corazón del Padre, lleva al mismo tiempo al compromiso solidario en favor de la liberación de los hermanos, sobre todo de los más pobres. El discípulo de Jesús tiene el corazón abierto a su horizonte sin límites, y su intimidad con el Señor nunca es una fuga de la vida y del mundo, sino que, al contrario, ''esencialmente se configura como comunión misionera''.
Esta dinámica del éxodo, hacia Dios y hacia el hombre, llena la vida de alegría y de sentido. Quisiera decírselo especialmente a los más jóvenes que, también por su edad y por la visión de futuro que se abre ante sus ojos, saben ser disponibles y generosos. A veces las incógnitas y las preocupaciones por el futuro y las incertidumbres que afectan a la vida de cada día amenazan con paralizar su entusiasmo, de frenar sus sueños, hasta el punto de pensar que no vale la pena comprometerse y que el Dios de la fe cristiana limita su libertad. En cambio, queridos jóvenes, no tengáis miedo a salir de vosotros mismos y a poneros en camino. El Evangelio es la Palabra que libera, transforma y hace más bella nuestra vida. Qué hermoso es dejarse sorprender por la llamada de Dios, acoger su Palabra, encauzar los pasos de vuestra vida tras las huellas de Jesús, en la adoración al misterio divino y en la entrega generosa a los otros. Vuestra vida será más rica y más alegre cada día.
La Virgen María, modelo de toda vocación, no tuvo miedo a decir su ''fiat'' a la llamada del Señor. Ella nos acompaña y nos guía. Con la audacia generosa de la fe, María cantó la alegría de salir de sí misma y confiar a Dios sus proyectos de vida. A Ella nos dirigimos para estar plenamente disponibles al designio que Dios tiene para cada uno de nosotros, para que crezca en nosotros el deseo de salir e ir, con solicitud, al encuentro con los demás. Que la Virgen Madre nos proteja e interceda por todos nosotros''.


sábado, 4 de abril de 2015

FELIZ PASCUA DE RESURRECCION

FELIZ PASCUA DE RESURRECCION, LES DESEAMOS LAS CARMELITAS MISIONERAS DE SANTA TERESA


Hemos venido de prisa
en busca de la esperanza
Oh Dios! la tumba vacía
Oh novedad, no planeada

Temor ante tu misterio
Lo que nadie imaginaba
Y es que se hacían realidad
Tus palabras anunciadas

Alegría nunca vivida,
la muerte al fin derrotada
la fe y el amor despiertos
Deseos de cantar tu pascua

Nosotras queríamos verte
Y  tú  que ya nos buscabas
Nos nombrabas tus apóstoles
de la noticia deseada

 Vayan allá, a Galilea
Griten al mundo el gozo,
de noticia esperada
díganles que estoy vivo
Que ahí estará mi morada

No tengan miedo mujeres
Yo estaré con ustedes
Yo les confió mi palabra
Canten la vida en sus vidas


Amen y siéntanse amadas

jueves, 12 de marzo de 2015

LA VOCACION DE MARIA


MEDITA!!!!!




Lc 1,26-38

Al sexto mes fue enviado por Dios el  angel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret a una virgen desposada con un hombre llamado Jose de la casa de David; el nombre de la Virgen era Maria. Y entrando le dijo: Alegrate llena de gracia, el Senor esta contigo. 
Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
 El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;
 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;  reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin."  María respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?" El ángel le respondió: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios."  Dijo María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y el ángel dejándola se fue.



CARACTERISTICAS DE UNA VOCACION, DESDE EL PASAJE DE LA ANUNCIACION


Dios llama en un tiempo concreto: En el sexto mes
A una persona concreta: Una Virgen desposada con José
En un dialogo personal: Le saluda con el nombre de María
Dios toma la iniciativa: El Ángel Gabriel fue enviado por Dios
Con una Misión concreta: Vas a concebir y a dar a luz un Hijo
Para un servicio a los demás: El será grande y será llamado Hijo del altísimo (será el Salvador)
Es un encuentro envuelto en la fe: Como podrá ser esto, pues yo no conozco varón?
Vocación que surge y se fortalece a la escucha de la Palabra: Hágase en mi según su palabra.


PREGUNTALE A DIOS...

La vocación nace de un dialogo entre Dios y la persona. Toma tu tiempo y medita unos 10 minutos! O más,  si lo necesitas. Piensa en el Dios que se acerca a ti, y  te pregunta.. no te forza.. sino que te propone ser colaboradora en su plan de salvación.

Atreve a preguntarle como María: como podría ser esto? Que plan tienes preparado para mi? Y simplemente deja que el tiempo pase en tu encuentro con El.

SILENCIO CONTEMPLATIVO


martes, 10 de marzo de 2015

Retiro Vocacional México

Dios llama a todos, pero sólo escuchan su llamado los que libremente sintonizan con su corazón.

¿Eres una joven con una sana intención de descubrir si Dios te llama a la vida religiosa? ¿Qué urgentes necesidades llaman tu atención? ¿Qué sufrimiento del pueblo te conmueve?
¡TE INVITAMOS!  
RETIRO
SEMANA SANTA 2015
MÉXICO D.F

Iniciamos lunes 30 de marzo a las 5 de la tarde y terminamos viernes 3 de abril a las 12 del día.
Confirma tu asistencia o envía un correo para aclarar tus dudas:
ofelaluna@gmail.com
Hna. Saraí
casa 55 53 96 34 57
Hna. Ofelia
Oficina: 74 44 46 06 42

También puedes dejar tus datos y nosotras nos comunicamos


domingo, 1 de marzo de 2015

TE INVITAMOS

«La vocación no es fruto de ningún proyecto humano o de una hábil estrategia organizativa. En su realidad más honda, es un don de Dios». Benedicto XV.

Has tuya la oportunidad que Dios te ofrece. Te esperamos

lunes, 23 de febrero de 2015

Historia de mi Vocacion

Hna. Ma. Soledad Lucía del Corazón Inmaculado
María Soledad Orozco Juárez


 1.         Nací en México, D.F. el 5 de noviembre de 1934, en la Colonia Anáhuac, antes “Santa Julia”, muy cerca de Lago Texcoco donde vivieron nuestras Madres Fundadoras. Doy gracias a nuestro Padre Dios y a Ellas porque considero que mi vocación es fruto de sus oraciones y vida ejemplar.
Mis padres fueron el Sr. Vicente Orozco Amescua, originario de México, D.F. y la Sra. Raquel Juárez González, nacida en Acolman, Estado de México; que en Dios gocen. A la mayor brevedad posible, me bautizaron.
Como a los seis o siete años de edad, me llevaron a vivir a Acolman, lugar de origen de mi mamá. Allí crecí y viví hasta que ingresé a la congregación.

2.         REALIDAD FAMILIAR: Dios, nuestro Señor, me concedió la gracia de nacer en una familia cristiana donde aprendí el amor a ÉL y al prójimo en la práctica, particularmente de mi abuelita materna, Inés, pues era sumamente caritativa.
Como no había sacerdote en el pueblo, mi abuelita cuidaba de mantener algunas buenas costumbres de devoción, como ofrecimiento de flores -que de niña disfruté mucho-, los meses de mayo y junio en honor de nuestra Madre Santísima y al Sagrado Corazón de Jesús. También cuidaba de la limpieza de los altares y floreros; en esta tarea se hacía ayudar de mí.
Esta abuelita mía fue una mujer muy orante; con frecuencia y en silencio, gustaba de estar ante el Santísimo Sacramento.
La formación cultural familiar en general fue elemental; mi abuelita no sabía leer, pero todos los demás sí. Nuestra situación económica estuvo marcada por la pobreza, aunque no miseria, pues siempre hubo para compartir con las personas necesitadas que acudían a solicitar ayuda.

3.         En 1950, cuando yo tenía 16 años de edad, se erigió la parroquia de San Agustín Acolman. El P. Antonio Arreola fue nombrado párroco. Este sacerdote tiene dos hermanas en nuestra congregación: Áurea de Santa Teresita, Arreola Arellano y Carmen Adriana de la Virgen del Carmen, Arreola Arellano.
El P. Antonio venía de la colonia Industrial, México, D.F., donde fue vicario, encargado de la Acción Católica. Como era muy activo, inmediatamente nos puso a trabajar. Fundó la Acción Católica de adultos y jóvenes. Invitó a las señoritas de la A. C. J. M. de dicha colonia para que nos dieran clases de costura, bordado, cocina y formación familiar. Él nos daba clases de moral.
A algunas jóvenes nos puso a dar catecismo y a juntar niños todos los días para llevarlos a misa temprano. Así que nos hicimos de comunión diaria. Además nos ensayó y presentamos algunas obras de teatro como “CRISTO VENCE” y otras.

4.         Por este tiempo tuve la dicha de conocer a nuestra congregación, por medio del papá de nuestro párroco, Don Juan Arriola; quien me invitó a la Toma de Hábito de su hija, Carmen Adriana, sobrina de la M. Bernardita de la Inmaculada, Arellano Soto. La ceremonia de la Toma de Hábito me emocionó tanto que me la pasé llorando.
El señor Juanito, ya mencionado arriba, que posiblemente me estuvo observando, pues ya me había dicho una vez que yo iba a ser monjita, al salir de la ceremonia, se me acercó  y me preguntó: “¿Te quieres quedar?”. Le dije que no pues, aún no tenía claro si Dios me llamaba a la vida consagrada. Pero en adelante ya no se me olvidó la experiencia vivida.

5.         Recuerdo que en mi adolescencia, al ver una película de la Pasión del Señor Jesús, quedé impactada de su fuerte personalidad y misión. Pero ahí quedó todo, porque aún no conocía la vida religiosa. No había promoción espiritual en mi pueblo. Este acercamiento a la congregación fue el otro medio que me ayudó a descubrir mi vocación.

 Ahora entiendo que nuestra Madre Santísima me llamaba al Carmelo, pues cuando conocí su bendito Hábito, me gustó tanto que lo vestí seis meses, sin antes haberla conocido bajo esta advocación.

6.         El señor Juanito y otras personas me acompañaron a mi primera entrevista con la M. Piedad, en el Sanatorio “Piazza”. Después de un año de discernimiento, ingresé a la congregación, los primeros días de mayo de 1953. Me recibió la M. Piedad de Cristo Rey, Pérez Cardiel, entonces Superiora General (q. e. p. d.).
Hice mi postulantado en Acuitzio del Canje, Michoacán, siendo superiora local la M. Albertina del Sagrado corazón, Rangel Franco, quién se encargó de probar mi vocación.
La devoción a nuestra Madre Santísima, la espiritualidad de Santa Teresita del Niño Jesús y la devoción a nuestro Padre Señor San José fueron mi apoyo y mi fortaleza durante este tiempo, en las pruebas del postulantado.
Este tiempo de formación inicial duró un año siete meses, porque nunca supe que debía solicitar por escrito mi admisión al noviciado. Hasta que la M. Trinidad de San José, Sánchez Rivas, Consejera General – que en paz descanse - pidió a la M. Albertina que me llevara al noviciado, pues otro grupo ya iba a entrar a Ejercicios Espirituales, para un nuevo ingreso.

7.         En Diciembre de 1954, AÑO MARIANO, pasé el noviciado. La M. Bernardita fue mi maestra de novicias y submaestras, las Madres Teresa Margarita del Niño Jesús Sánchez Arreola; Luz Teresa de Jesús, Arellano Martínez y Oralia Aragón A.
Hice mi primera profesión el 8 de diciembre de 1956. En ese tiempo había un promedio de 125 Novicias. Mis compañeras de profesión son: Ma. Auxilio del Monte Carmelo, Palomino Galán, (que de Dios goce); Lourdes Graciela de María, Sánchez Ávila y Aurora Elena de la Cruz. García Anaya.
Anexo una copia de la carta que envié a mi párroco (mencionado al principio) para invitarlo a mi profesión religiosa; en ella se puede apreciar ya mi deseo de configuración con Cristo.

Transcripción de esta carta:

 “J. M. J. T. Sto. Noviciado, Noviembre 20 de 1956.
Pbro. Antonio Arriola:
Que la Reina Inmaculada lo proteja siempre.
Amado padre en el Corazón de Cristo: tengo el gusto de dirigirme a Ud. con el fin de saludarlo, deseándole paz y felicidad en Cristo.
Tal vez le extrañe que le escriba pues durante mi Noviciado nunca lo hice, pero el cariño y gratitud para quien hizo tanto bien a mi alma (en Jesucristo Ntro. Sr.) aumenta cada día, por lo que he sentido el deseo de ser generosa sacrificando el deseo de escribirle para que el Sr. lo colme de bendiciones y de gracias para que su apostolado sea más fecundo.
El tiempo ha pasado, por lo que hoy tengo sumo placer en hacer a Ud. partícipe de mi incomparable dicha, al comunicarle que por la misericordia de Dios y la caridad de las Madres, he sido admitida a la profesión Religiosa. Ya que un Padre siempre llora, sufre, ríe y goza con su hijo, estoy segura que compartirá mi felicidad, porque aunque inmerecidamente, lo se: soy uno de los frutos de sus sufrimientos y ¿por qué no decirlo? de las lágrimas de su corazón celoso de la gloria de Dios. Hoy más que nunca comprendo el Espíritu que lo anima, y su gran deseo de salvar las almas, aunque para ello tenga que morir a sí mismo pues no olvida que -si el grano de trigo cayendo en la tierra no muere-, quedará él solo; pero si muere dará mucho fruto. No hay duda que para hacer bien a las almas hay que sufrir por ellas, hay que amarlas como Jesús y como él, clavarse en la cruz por ellas.
Adelante, padre Toño, que le espera una corona en el cielo; se que no es sólo esto lo que lo mueve a obrar el bien, sino la gloria de Dios, pero Ntro. buen Dios no se queda con nada.
En cuanto a mi, deseo con ansias que se llegue el feliz momento en que, aunque indigna, por la profesión Religiosa quedaré convertida no sólo en víctima sino en sacerote y altar, donde me inmolaré yo misma a cada instante para la gloria de Dios y la salvación de las almas. Más para que la víctima sea agradable a Dios debe ser pura. “Escogerán un cordero sin mancha...dijo el Sr. a Moisés”.
He ahí uno de mis principales campos de combate, que consiste en conservarme pura y conservar en mi alma la gracia Santificante a cualquier precio. Mi debilidad es mucha y mis defectos no son menores, más no soy yo sino Dios quien trabaja en mí.
Me encomiendo mucho a sus oraciones para corresponder con fidelidad a la gracia. Dios mediante el 26 de este, entraremos a ejercicios; no se olvide de pedir especialmente en estos días para que conozca con claridad el camino por el cual Dios me quiere llevar.
Y pasando a otra cosa me permito pedir a Ud. una gracia, que se digne aceptar acompañarme como padrino de profesión Religiosa; se que no merezco tal gracia pero confío en la misericordia de Dios y la bondad de Ud. que me lo concederá; me sentiré altamente honrada con su presencia y son tantos los deseos de verlo que sólo de pensar que no venga siento un profundo dolor porque pienso que tal vez no lo vuelva a ver nunca; pero si Dios me pide este sacrificio trataré de aceptarlo con la sonrisa en los labios, animada con el pensamiento de que lo veré en el cielo.
Padre, como Ud. y mi Madre Maestra yo también he sentido el deseo de ser misionera; pero como no se hablar no me es posible trabajar en pleno campo de misión; por eso me quedo en la retaguardia; así que mientras Ud. trabaja, yo estaré como lámpara a los pies de Jesús, pidiendo por la fecundidad de su Apostolado.
Padre Toño, sembremos y dejemos al Sr. que recoja la mies.
Su hija que le pide la bendiga.
            Firma: Hna. Lucía del C. Inmaculado, C. T. D.”

Desafortunadamente mi proceso ha sido lento por mi falta de correspondencia a la gracia, pero el Señor no deja de motivar e impulsar cotidianamente mi proceso llevando el hilo conductor de mi vida a la meta que es Él.

8.         El 8 de diciembre de 1961 hice mis Votos Perpetuos en Perú Illinois U.S.A. en manos de la M. Clotilde quien era mi superiora -que en paz descanse-.
El 18 de diciembre de 1981 celebré mis “Bodas de Plata” en México, D.F., colaborando como profesora en el colegio “Rafael Rossi”.

9.         La iluminación del Espíritu Santo y la formación que me ha dado la congregación, han ido abriendo en mí horizontes nuevos para realizar las responsabilidades que me han sido encomendadas.
El estar con Jesús, en contacto con su Cuerpo y con su Sangre en la Eucaristía, en la oración y en la vida de comunidad, me han ido enseñando a escuchar y reconocer la voz de Dios que me ha ido liberando de mis esclavitudes al degustar la ternura de su amor.
El camino que he recorrido hasta aquí ha transcurrido entre luces y sombras en fe activa y creativa -según mis posibilidades- en actitud orante, para poder ser fiel al amor de Dios, especialmente en los momentos de purificación y pruebas necesarias para madurar y crecer en medio del dolor y gozo Pascual, tratando de descubrir la voluntad de Dios, y en un esfuerzo cotidiano para poner en práctica lo que voy entendiendo es voluntad de Dios; uniendo la fe con la vida.

10.       Mi amor a Dios TRINIDAD ha sido gradual.
La persona de Jesús me llevó al amor filial y confiado con el Padre y el amor de los dos me ha ayudado a descubrir y amar intensamente al Espíritu Santo.

 Actualmente mi relación de amistad con Dios Trinidad en la oración es de amor, confianza y compromiso. Siento que el amor de Dios me desborda y me pregunto: ¿Cómo corresponder al amor de Dios que me ha dado tanto?
Quisiera hacer muchas cosas. Pero, ¡ay! ¡Puedo hacer tan poco! No obstante experimento en mí una enorme necesidad de colaborar para que Dios sea conocido y amado como ÉL merece ser amado. Además, también el clamor del pueblo llega muy fuerte a mi corazón, especialmente el dolor de los que más sufren en todos los aspectos, los pobres.

ORACIÓN:

SEÑOR, Dios mío, al recordar la invitación que me hiciste para vivir más cerca de ti y tomar mayor conciencia de lo que significa esta bella deferencia de tu infinita misericordia, de lo profundo de mi ser brota un gran deseo de amarte más cada día y con humildad decirte sencillamente: ¡GRACIAS!
Con la ayuda de tu gracia renuevo mi promesa de seguirte de cerca para que se realice el proyecto de amor que tienes para mí, colaborando para que tu Reino se haga presente en toda la humanidad.
Señora y Madre mía, en tu advocación del Carmen, gracias por haberme traído a tu casa y por ir labrando en mi la imagen de tu Hijo amado.
Gracias, también a ti, Padre, Señor San José, por tu poderosa protección e intercesión.

Gracias, Madres Fundadoras, por su sí al llamado recibido de Dios para que nuestra amada congregación pudiera ser posible. Imploro su valiosa intercesión para que seamos fieles instrumentos del amor de Dios a nuestros hermanos y hermanas AMEN.

lunes, 16 de febrero de 2015

DIOS LLAMA A ABRAHAM

LO QUE DICE ABRAHAM A MI INQUIETUD VOCACIONAL 

La vocación de Abraham
            La vocación de Abraham es una de las vocaciones más significativas. Abraham, el padre de los creyentes, es un llamado. Un hombre a quien Dios habla y a quien llama por su nombre. Y Abraham responde. Es el “amigo de Dios” (Is 41, 8). La llamada de Dios a Abraham la encontramos en Gn 12, 1. La respuesta de Abraham, en Hb 11, 8. En la vocación de Abraham podemos descubrir los elementos de toda verdadera vocación.
                                            
 La llamada a Abraham
            Dios llama a Abraham. Le invita a salir de su tierra para realizar en él y por medio de él la bendición a todas las naciones de la tierra. Éste es el relato de la vocación de Abraham:
            Yahveh dijo a Abram: «Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra». Marchó, pues, Abram, como se lo había dicho Yahveh, y con él marchó Lot” (Gn 12, 1-4 y ss).
            En los once primeros capítulos del Génesis aparece el proyecto original de Dios, que el hombre trastorna por el pecado. La bendición inicial queda transformada en maldición... Y aquí, en Gn 12, en cambio, surge la solución definitiva que Dios propone, en la persona de Abraham, como alternativa a esa maldición merecida por el hombre.

     La respuesta de Abraham
            La reacción inmediata de Abraham (partió Abram, como le había dicho el Señor) es ya una respuesta de fe que evidencia que el don prometido se está realizando ya. Como dice la Carta a los Hebreos, “Abraham, obediente a la llamada divina, salió hacia una tierra que iba a recibir en posesión, y salió sin saber a dónde iba. Por la fe vivió como extranjero en la tierra que se le había prometido, habitando en tiendas...” (Hb 11, 8-9a). Abraham es el padre de los creyentes porque vive por la fe. Su manera de proceder al ponerse en camino es un fiarse de Dios más allá de las apariencias, empeñándose en ver como una bendición lo que aparece simplemente como una maldición. Abraham ha recibido una llamada de lo alto y se fía totalmente, esperando que se cumpla lo que se le promete.

     El significado de la bendición
            “Yo haré de ti un gran pueblo, te bendeciré y haré famoso tu nombre, que será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan. Por ti serán benditas todas las naciones de la tierra” (Gn 12, 2-3).
            Para entender en qué consiste la bendición que Dios promete a Abraham hay que comprender lo que significa su partida o salida. Abraham es bendecido porque parte, porque se pone en camino. Abraham parte con sus posesiones y con su familia, pero deja su tierra. Su partida reviste un hondo significado: supone para Abraham un total desarraigo, como consecuencia de su asentimiento a la llamada de Dios. De hecho queda a la intemperie. A causa de su partida, Abraham se convierte en Ger (un extranjero): vive en un país que no es el suyo, no tiene derechos, no posee ninguna tierra y lo único que tiene es una promesa de Dios, de quien se fía plenamente. Todo en la historia de Abraham parece llevar el sello de la contradicción y estar envuelto en el misterio.
            ¿Qué hace Abraham al llegar a la tierra prometida?: Abraham levantó allí un altar al Señor, que se le había aparecido. Abraham, fiel siempre al Señor, creyendo en la promesa a pesar de todo, será causa de bendición porque en la maldición no maldijo a Dios, sino que lo bendijo levantando un altar en su honor.
            La Biblia nos muestra el proyecto divino sobre los hombres y mujeres a través de la figura de Abraham como el intento definitivo de Dios de recuperar una realidad humana que parecía irrecuperable. Con la creación Dios había comenzado su proyecto de bien, su bendición para la humanidad. Pero el pecado del hombre trastornó todo. Con la llamada a Abraham y con su respuesta fiel, las cosas volvieron a enderezarse. De nuevo, la bendición de Dios se hacía posible para todos los hombres y mujeres. Es decir que el llamado, lleva consigo abrazar el proyecto de Dios que quiere volver a levantar a la humanidad caída.  Como joven, podría vibrar con este proyecto de Dios, seria parte de mis intereses?


domingo, 15 de febrero de 2015

El llamado

La vocación es un diálogo entre tú y Dios, un diálogo que dibuja en tu interior una inquietud, pero dicha inquietud es consecuencia del Dios que te busca, porque El ha tomado la iniciativa. El profeta Jeremías fue testigo de ello y desde el, podemos comprender lo trascendental de toda vocación. Cuando esta se descubre y se da respuesta, es la realización del mismo plan de Dios quien ya te tenía consagrado o consagrada para siempre. El canto del video expresa un diálogo entre el profeta y Dios, reflejo del encuentro entre tú y Dios, como espacio de oración en la búsqueda de tu lugar en la Iglesia. En espacio de silencio y soledad se te invita a ser parte de este diálogo.

Canto: Gloria (misa 500 años)

  Canto: Gloria (misa 500 años) En las alturas gloria al Señor y en todas las naciones al hombre paz.   Te alabamos te bendecimos,...