En el marco de la XV
Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos dedicada a los jóvenes,
“en particular a la relación entre los jóvenes, la fe y la vocación”, que se
celebrará en el próximo mes de octubre, el Pontífice reflexionó sobre tres conceptos:
escucha, discernimiento y vida.
“En la diversidad y
la especificidad de cada vocación, personal y eclesial, se necesita escuchar,
discernir y vivir esta palabra que nos llama desde lo alto y que, a la vez que
nos permite hacer fructificar nuestros talentos, nos hace también instrumentos
de salvación en el mundo y nos orienta a la plena felicidad”, señaló el Santo
Padre.
Escuchar
Francisco afirmó que
“la llamada del Señor no es tan evidente como todo aquello que podemos oír, ver
o tocar en nuestra experiencia cotidiana”. Destacó que “Dios viene de modo
silencioso y discreto, sin imponerse a nuestra libertad. Así puede ocurrir que
su voz quede silenciada por las numerosas preocupaciones y tensiones que llenan
nuestra mente y nuestro corazón”.
Por ello, es
necesario “prepararse para escuchar con profundidad su Palabra y la vida,
prestar atención a los detalles de nuestra vida diaria, aprender a leer los
acontecimientos con los ojos de la fe, y mantenerse abiertos a las sorpresas
del Espíritu”.
El Pontífice explicó
que para poder escuchar esa llamada del Señor hay que abrirse, salir de uno
mismo. “Si permanecemos encerrados en nosotros mismos, en nuestras costumbres y
en la apatía de quien desperdicia su vida en el círculo restringido del propio
yo, no podremos descubrir la llamada especial y personal que Dios ha pensado
para nosotros, perderemos la oportunidad de soñar a lo grande y de convertirnos
en protagonistas de la historia única y original que Dios quiere escribir con
nosotros”.
Ahora bien, reconoció
que esa actitud de escucha, “es hoy cada vez más difícil, inmersos como estamos
en una sociedad ruidosa, en el delirio de la abundancia de estímulos y de
información que llenan nuestras jornadas”. Por ello invitó a la contemplación,
a “reflexionar con serenidad sobre los acontecimientos de nuestra vida y llevar
a cabo un fecundo discernimiento, confiados en el diligente designio de Dios
para nosotros”.
Discernir
“Cada uno de nosotros
–explicó el Papa Francisco– puede descubrir su propia vocación sólo mediante el
discernimiento espiritual”. Insistió en que “la vocación cristiana siempre
tiene una dimensión profética”.
Afirmó que “hoy
tenemos mucha necesidad del discernimiento y de la profecía; de superar las
tentaciones de la ideología y del fatalismo y descubrir, en la relación con el
Señor, los lugares, los instrumentos y las situaciones a través de las cuales
Él nos llama. Todo cristiano debería desarrollar la capacidad de ‘leer desde
dentro’ la vida e intuir hacia dónde y qué es lo que el Señor le pide para ser
continuador de su misión”.
Vivir
En el mensaje,
Francisco destacó la necesidad de asumir la vocación, una vez descubierta, sin
rezagarse: “¡La vocación es hoy! ¡La misión cristiana es para el presente! Y
cada uno de nosotros está llamado (a la vida laical, en el matrimonio; a la
sacerdotal, en el ministerio ordenado, o a la de especial consagración) a
convertirse en testigo del Señor, aquí y ahora”.
“El Señor sigue
llamando hoy para que le sigan –aseguró–. No podemos esperar a ser perfectos
para responder con nuestro generoso ‘aquí estoy’, ni asustarnos de nuestros
límites y de nuestros pecados, sino escuchar su voz con corazón abierto,
discernir nuestra misión personal en la Iglesia y en el
mundo, y vivirla en el hoy que Dios nos da”