Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Nuestro Dios nos da la capacidad de discernir rectamente la realidad teniendo como criterio su amor, a la hora de reflexionar y de vivir.
El Señor nos regala en los hermanos su palabra de guía y de consejo en el camino, y hace de nosotros compañeros y signos de su amor para la senda de los que nos rodean.
El Señor nos regala este don para que podamos entender y también acoger la realidad que nos rodea como don suyo, comprendiendo el sentido que tiene la vida.
Dios nos regala la constancia en el bien a pesar de las dificultades, asegurándonos su presencia y su mano en nuestro hombro ante las sombras que surjan por la fidelidad en la construcción del Reino.
El Señor nos regala poder amarle y vivir nuestra relación con Él construyendo un mundo más justo y fraterno con nuestros hermanos y hermanas, hijos todos de un mismo Padre
Nuestro Dios nos regala tener siempre la inquietud de acercarnos más a Él, evitando todo lo que pueda impedir que sea el centro de nuestra vida.
Dios nos regala saborear, gustar, su presencia en todo lo que nos rodea, acogiendo, profundizando y viviendo su Palabra presente en la Biblia y en las palabras vivas de nuestros hermanos y hermanas.