}Señor de mi vocación, acá estoy como antaño, esperando
que me empujes, deseando que me alientes, rogándote que me sostengas; porque he
dejado jirones de tu llamada en el camino y experimento la tristeza de la
infidelidad; porque me he entregado a
los demás con egoísmo y experimento la vergüenza de mi mentira; porque
he huido una y otra vez del dolor y experimento el dolor de la cobardía.
}Señor de mi vocación, acá estoy como antaño, para
entregarte los despojos de mi batalla:
}Signo de mi debilidad culpable y signo de mi valentía
entusiasta. Si me he arriesgado, ha sido por ti. Si he peleado, ha sido por ti.
}Si he sido vencida, ha sido por ti.
}No es valida excusa, pero si humilde confesión.
}Señor de mi vocación, sigue siendo mi único Señor. Que
no me venda a nada ni a nadie. Que no me canse jamás.
}Que mi testimonio seas siempre Tú. Que al anochecer de
cada día, pueda sentir tu mirada en la mía, como bastón poderoso para mi
limitación.
}Señor de mi vocación, acá estoy como antaño, diciéndote
de nuevo que sí.