sábado, 31 de enero de 2015

Oracion por la vida consagrada

Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob,
 Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro,
 acoge la oración que te presentamos. 
Mira con bondad nuestros deseos
 y ayúdanos a vivir con pasión el don de la vocación. 
Tú, Padre, que en tu proyecto gratuito de amor nos llamas, 
en la estabilidad o en la itinerancia, a buscar tu rostro en el Espíritu,
 haz que seamos memoria tuya:
 sea fuente de vida en la soledad y en la fraternidad,
 y podamos ser, en nuestro tiempo, reflejo de tu amor.
 Cristo, Hijo de Dios vivo, q
ue caminabas por nuestras calles casto, pobre y obediente, 
compañero nuestro en el silencio y en la escucha, 
mantén en nosotros la pertenencia filial como fuente de amor. 
Haz que vivamos el Evangelio del encuentro:
 ayúdanos a humanizar la tierra y a crear fraternidad,
 llevando las fatigas de quien está cansado y no busca más,
 la alegría de quien espera, de quien busca, de quien custodia signos de esperanza. 
Espíritu Santo, Fuego que ardes, ilumina nuestro camino en la Iglesia y en el mundo.
 Danos el coraje del anuncio del Evangelio 
y la alegría del servicio en la cotidianidad de los días. 
Abre nuestro espíritu a la contemplación de la belleza.
 Custodia en nosotros la gratitud y la admiración por la creación,
 haz que reconozcamos las maravillas que tú realizas en todo viviente. 
María, Madre del Verbo, 
vela sobre nuestra vida de hombres y mujeres consagrados, 
para que la alegría que recibimos de la Palabra llene nuestra existencia, 
y tu invitación a hacer lo que el Maestro dice (cf. Jn 2, 5) 

  • nos encuentre activos intérpretes en el anuncio del Reino. Amén. 

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